Enmendarle
la plana a un personaje tan querido y carismático como Pepe Mujica es cosa
seria y yo voy a aceptar el reto; entre otras razones por que hasta hace bien
poco y antes que él los hiciera públicos globalmente, compartía yo sus
argumentos y sus razones.
Cuando
uno es consciente de que la mayoría de
los actos de violencia ciudadana y la mayoría de nuestras cárceles están llenas
de presos que tienen que ver con las drogas, su comercio y su consumo, es lógico
pensar que una legalización podría solucionar el problema de la violencia y la
inseguridad ciudadana. Resuelto el problema social de las droga y reglamentada
su comercialización; con los recursos impositivos generados y los ahorrados en
el gasto de los presupuestos de policía y justicia, se podría afrontar el otro
problema de las drogas; el médico, el de las víctimas de la adicción. Suena
todo muy idílico. Tal vez demasiado idílico.
Mujica
es un referente ético y moral para muchas personas entre las que me incluyo, y
sus declaraciones nos llegan al corazón, pero hay otros referentes cuyos
argumentos bombardean nuestro cerebro y entre ellos est ese célebre y atípico lingüista
judío llamado Noan Chonsky.
Chonsky
y Mujica son dos abuelos entrañables que se conocen y se leen, “como no hacerlo
en esta aldea globalizada” pero deberían leerse más intensamente. Si así fuera,
el Pepe tal vez llegara a la conclusión de haber caído en una de esas trampas
de manipulación de las que habla el norteamericano. Y tal vez rectificara como
sabio que es.
¿A
cuál de las trampas me refiero? A la segunda del decálogo, esa que dice que hay
que crear problemas para después ofrecer las soluciones.
Ya
casi se cumplen cuarenta años de la caída del Muro de Berlín. En aquellos años
la droga en Europa solo era un problema de salud pública en plena vorágine de
la heroína. La delincuencia que generaba, solo daba para personajes como el “Vaquilla”
y otros “perros callejeros” delincuentes juveniles que caían en la espiral de
la una vida loca. Quedaban por recorrer muchos kilómetros para llegar a ese sofisticado
crimen organizado actual, convertido en un emporio financiero que compite en
volumen con las finanzas empresariales. Si en aquellos años a alguien se le
hubiera ocurrido la posibilidad de legalizar la mariguana, hubiera sonado como
el exabrupto de una mente perversa. Pero es posible que una mente perversamente
maquiavélica, de esas que se dedican a diseñar la geoestrategia mundial, le
pereciera de lo mas consecuente con sus pretensiones y se pusiera manos a la
obra.
Caída
la Unión Soviética e imaginando un
mundo unipolar capitalista, era muy difícil para las élites gobernantes
resistirse a la tentación de una nueva especie de esclavitud laboral. Algo que
ahora vislumbramos como un escenario posible e inmediato. Conociendo la
historia y sacando sus conclusiones los cerebros pensantes (think tank) de esas
élites, imaginarían un escenario de oprobio que como en otros tiempos, sería el
caldo de cultivo para una nueva “involución revolucionaria”˟
y que mejor entonces que un buen somnífero para tener adormecida a la juventud
(evidente sujeto revolucionario).
Sigamos
el razonamiento de Chonsky. Si una medida como esa (la legalización) surgiera
directamente de las élites, como un decreto de la OMS por ejemplo, generaría
demasiadas suspicacias, pero si esa misma iniciativa fuera puesta sobre el
tapete por una intelectualidad progresista, todo sería muy distinto. Tal como
está ocurriendo.
¿Quién
está realmente detrás de la guerra contra el narco? ¿Quién diseño la batalla de
México como antes la de Colombia? ¿Quién creó esos personajes míticos del Chapo
o Escobar? ¿Por qué esa guerra termina justo en la frontera con EE.UU.? Podría
seguir con una docena de conjeturas que nos aclararan aún más el panorama.
El
argumento de Chonsky que estoy aplicando al tema de la legalización de las
drogas sugiere que todo este entorno de violencia e inseguridad ha sido creado
por aquellos que mas beneficio esperan sacar de la misma. Manuales de guerra no
convencional filtrados del Departamento de Estado nos dan ejemplos de cómo se
pueden construir estos escenarios por razones de seguridad nacional (SN de ellos)
para un sinfín de propósitos. La aparición de Monsanto tras el proceso
legalizador en Uruguay, nos habla de otro tipo de intereses.
Manual de
Gene Sharp. La Guerra No Convencional
Pepe
Mujica es un hombre bueno y los hombres buenos a veces solo imaginan los
mejores escenarios. Si la generación de sus padres allá en el Uruguay de los
50´ hubiese legalizado la mariguana, seguro que hoy no sería la personalidad
que es. No hubiera sido el presidente de su país, ni el preso político, ni el guerrillero.
Tal vez si las hubiera tenido, en ese utópico o distópico˟
pasado, sus veleidades redentoras se hubieran desvanecido como se desvanece el
humo de un “puroemota”; y si se hubiera mantenido puro ante la tentación
canabinoide, es posible que no hubiera encontrado en su ciudad, los muchachos necesarios para
montar una célula.
Ese
pasado hipotético de Pepe Mujica, es el presente real que ya tiene muchos jóvenes
(sujetos revolucionarios) y que los amos del mundo quieren para todos.
Tienen
sus razones para quererlo.
˟ Recalcar la reciprocidad o la
simultaneidad de estos antónimos. Desde un análisis maniqueo de la sociedad
donde existen dos clases sociales antagónicas (ricos y pobres, explotadores y explotados),
lo que es bueno para una es malo para la otra y viceversa. Así que una
revolución para el bando ganador de la misma es una involución para la
perdedora. Y la útopía o la distopía, dependerá del lugar desde donde nos toque
observarla. Son las paradojas de este mundo dual.
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