lunes, 28 de febrero de 2022

CO2CHINA







Detrás del glamour que muestran las majestuosas imágenes de China cada vez que hay algún evento deportivo o cultural, se oculta una realidad incómoda. La del país que sigue teniendo el récord mundial en emisión de CO₂. A las grandes potencias no les gusta que nadie ande descubriendo sus miserias y suelen obrar en consecuencia, algunas con más rigor y menos contemplaciones que otras.

Este es el caso de China y de Lu Guang un fotógrafo que ha querido ser testigo de su época y está pagando las consecuencias.





Lu Guang es uno de esos valientes necesarios, un hombre lleno de coraje que sabe capturar en impactantes imágenes la voz de aquellos que necesitan ser escuchados. Guang es un reportero gráfico multipremiado y reconocido que ha dedicado su vida en denunciar las lacras de su país, China; estas situaciones alarmantes que sacuden la república van desde las drogas, el VIH, la pobreza o las infancias robadas hasta los problemas ambientales generados por la industria.

Pues, ahora, Lu Guang  está en paradero desconocido según ha denunciado su esposa Xu Xiaoli que dice no haber tenido noticias de él desde entonces; al parecer, según noticias recientes, Guang podría estar detenido por los servicios secretos chinos por seguridad nacional pero, no existe rastro virtual de él.

El polémico trabajo de Guang la verdad es que hace pensar en teorías conspiratorias de las que, lo único que se sabe a ciencia cierta, es que la última vez que se supo de él fue desde Urumqi, capital de la región de Xinjiang. Las últimas pesquisas realizadas sobre el caso, ponen de manifiesto que Lu había sido retenido por la seguridad nacional y los oficiales lo han confirmado, pero, entonces ¿por qué no le han dejado comunicarse con su mujer todavía?

Xu escribía en Twitter, “Lleva más de 20 días perdido, soy su familiar más cercano y no he recibido noticias de su detención [...] he contactado repetidamente con la policía de Xinjiang, pero han sido incapaces de ponerme con nadie [...] sólo espero que vuelva sano y salvo. “

Guang, que ha ganado en tres ocasiones el prestigioso concurso World Press Photo, tiene entre sus hazañas gráficas la de mostrar en “Los pueblos del SIDA”, el caso de 678 personas que contrajeron el VIH tras vender su sangre y de las que 200 ya han muerto.

Sus realistas e incómodas capturas y sus proféticas declaraciones hechas en 2017 en las que aseguraba que en China no sabías cuando te podías meter en problemas porque no había normas establecidas, han encendido las alarmas.

Mucha gente se está sumando al dolor de la esposa de Lu Guang y denuncian, por ejemplo, que Weibo, una red social china parecida a Facebook, ha eliminado las etiquetas relacionandas a la desaparición del fotógrafo de sus "trending topics".

Otros como Cédric Alviani, director de Reporteros sin Fronteras del Este de Asia, pide que expliquen dónde está Lu y que se asegure la libertad de movimiento y seguridad a los periodistas, incluyendo a aquellos que están en la provincia de Xinjiang; aún no ha obtenido respuesta.


Estas son algunas de sus fotografías.





Un trabajador de una fábrica en Mongolia Interior. Según Lu, es habitual que los empleados de las fábricas enfermen tras uno o dos años de trabajo.

Un trabajador de una fábrica en Mongolia Interior. Según Lu, es habitual que los empleados de las fábricas enfermen tras uno o dos años de trabajo.




El humo sale de una central eléctrica de carbón en Shizuishan, China.




Los camiones aguardan en una larga fila a que los llenen de carbón.




Las ovejas pastan frente a la mina a cielo abierto de Shenhua, que transporta arena y piedras para expandir la minería en Baiyinhua, Mongolia.




Esta mujer está sentada en un saliente al borde de uno de los ríos más contaminados de la provincia de Guangdong.



La industria destaca en el perfil urbano de la antigua ciudad de Hancheng, una de las principales productoras de carbón y electricidad.



El polvo que se desprende de un camión que transporta carbón y cal envuelve a los residentes de Wuhai en Mongolia.



El templo de Laseng tiene más de 200 años de historia y está contaminado por las fábricas que lo rodean por lo que, cada vez, acuden menos peregrinos.




Desde aquí deseamos que Lu Guang esté bien y que aparezca pronto; trabajos como el que realiza son necesarios, hombres como él son imprescindibles.




(A partir de un texto de CulturaInquieta).