viernes, 26 de abril de 2024

El último de Filipinas




(Último año en CCSB).
 I *

Un amigo que sabe tanto o más que yo de las cosas que pasaron en la Casa Bolívar (tanto porque yo le contaba mis experiencias o más porque el tenía otras fuentes) me ha convencido para que escriba estás líneas y las haga llegar a la mayoría de los compañeros que desde el primer momento de la toma de la embajada nos hicimos presentes en la residencia para defender esa propiedad del estado venezolano.

Para mí han sido más de cuatro años de vivencias y resistencias diversas. Digamos que unos cuatro meses más o menos de lucha contra el enemigo externo que acechaba desde la embajada frente a la casa y tal vez más de un año contra el enemigo interno e invisible a los ojos de ustedes.

Es por eso que estás líneas se van a circunscribir a ese último periodo sin demasiado rigor cronológico para no tener que recurrir en exceso a los vídeos y pantallazos del wasap.

Está última resistencia de la que hablo comienza cuando un día recibo una llamada de una persona de las que habían estado desde el principio en la defensa de la residencia. Me dice que sabe de muy buena fuente que se está intentando vender la propiedad de manera fraudulenta y que yo como residente de la casa aunque no esté en nada, voy a quedar como cómplice. El asunto era serio y había dos razones para estar preocupado: una por la propiedad en sí y otra por la responsabilidad que me pudieran achacar. 
A la semana siguiente en un día en qué cancelé mi salida de la casa y estaba de guardia en la caseta, llegaron dos personas en un Mercedes a una reunión con don Álvaro. Informé y les dejé pasar hasta que aquel y Radha (Gladys Ordóñez Puertas) llegaron y unos minutos después todos salieron a hacer un recorrido exhaustivo de la propiedad. Estaba confirmándose así la sospecha de la venta y el soplo que me dieron. Las visitas de esos posibles compradores se hicieron asiduas y a veces llegaban en solitario ya que en una ocasión dejaron en la casa el Mercedes en qué viajaban por unas avería. Creo que ese episodio duró más o menos un mes. En ese tiempo me reuní con la persona que me había avisado y otras dos de las que defendieron la casa al principio para ponerles al corriente de lo que estaba pasando y ante el riesgo de lo que se avecinaba realizamos un plan en el que llegaron a estar involucradas seis personas. 
Este consistía en qué en el momento en qué don Álvaro y Radha nos avisarán de que la venta se iba a concretar y que tendríamos que dejar la casa yo les avisaría y una noche se produciría una retoma de la residencia desacatando la autoridad de D. Álvaro, haciendo un comunicado para los compañeros que estuvimos desde el principio y con el propósito de no salir de la casa hasta que no llegara una autoridad de la Cancillería de Venezuela.
Poco después de un mes D. Álvaro con Radha reunió a los tres compañeros que seguíamos en la casa y nos comunicó que el plan de venta se había abortado y que todo había sido un intento fraudulento de vender la casa y culpaban de ese intento a Eduardo Medina y a Edgar Lugo un militar venezolano que era quien "administraba" la casa desde Nicaragua. 
Yo sabía por un amigo común que Medina estaba por Guanacaste y llevaba casi un año sin venir a San José y de Lugo, con el que trate de comunicarme sin éxito por correo electrónico, supe que tenía impedimento de entrada a Costa Rica. Es por eso que deduje aquello del enemigo interno y a partir de entonces la permanencia en la casa no fue ya un camino de rosas.
Para las personas que seguían llegando a la casa semanal y ocasionalmente no es ningún secreto que la salud de D. Álvaro se iba deteriorando cada día más y eso era algo que el mismo nos reconocía para evitar que por su pérdida de memoria inmediata nos fuera a quedar mal. Así que eximiéndolo a él de responsabilidad en ese intento de fraude, todas las sospechas indicaban a la usurpadora de la carpintera como la llamaba con mucho rencor uno de los compañeros.

Gladys Ordóñez P. es la única persona que en este largo cuatrienio ha lucrado con la propiedad y desde las famosas narcofiestas de aquel nefasto Halloween lo hizo en solitario. De los miles de dólares que le entraron aquel fin de semana repartió como un viático 150 $ a los tres compañeros vigilantes y no invirtió ni un cinco en las necesarias reparaciones que la casa iba necesitando y con las que había justificado la realización del evento. Durante todo ese tiempo había un ingreso fijo del alquiler de tres oficinas con que se pagaban los recibos de luz y agua. Y quincena si, quincena no, había alguna actividad que le suponía un buen ingreso por concepto de alquiler. Desde eventos más o menos culturales que organizaban las embajadas de Rusia y Nicaragua, hasta ceremonias rituales de los Hare Krishna que convertían la casa en un templo, pasando por bodas y quince años. Y una actividad más discreta como ocasional Bed and Breakfast con conocidos de ella.
En ese último año tuvieron lugar las elecciones con el aparentemente peor elegido en lo que se refiere a un posible restablecimiento de relaciones diplomáticas que era lo que casi todos deseábamos.
Pasados los nublados del día y los primeros meses de gobierno estaba claro que no se restablecerían las relaciones y que seguiríamos cuatro años más al resguardo de la propiedad y creo que solo para la usurpadora, ese era un horizonte satisfactorio porque la convivencia entre los custodios estaba empezando a deteriorarse en parte por la falta de disciplina y la desobediencia a las normas establecidas, ya que don Álvaro hacía dejación de sus obligaciones por motivos de salud y mis compañeros no aceptaban la autoridad de Radha (Gladys Ordóñez P.) precisamente por sus manejos. Y en ese contexto pereció surgir otro proyecto en la mente empresarial de la administradora. Está vez y con la colaboración de uno de los grupos de solidaridad con Nicaragua se pretendía convertir la casa en una especie de bailongo para la comunidad de simpatizantes sandinista que ya habían celebrado algún evento con algo de folklore, bastante comida y tragos en exceso. Como Radha suponía que ese giro no sería de nuestro agrado y tampoco de los asiduos visitantes de la Casa Bolívar, maquinó un plan para deshacerse de nosotros y aprovechando nuestras desavenencias internas nos colocó a otra compañera: Aidée, como nuestra supervisora que no tardó en imponernos un horario que no se le hubiera ocurrido ni al patrón mas libertario teniendo en cuenta además, que nosotros no contábamos con goce de salario. Coincidimos los tres en qué dicho horario era como una invitación a jalar y yo le pedí a Aidée otro horario más humanitario. Y ante la falta de respuesta nos hicimos uno más llevadero que nos obligaba a cada uno a estar dos días completos en la casa. 
Unas semanas después y no recuerdo con qué escusa detonante, Gladys Ordóñez P. nos envió un whatsapp al grupo dándonos 15 días para marchar. Por suerte don Álvaro pasó como una hora después sin llegar a entrar y le hable de mensaje; con resignación aceptó mi petición de un mes más por lo menos. Al día siguiente a Fabio no le fue tan bien porque le exigió a Gladys la carta del preaviso y está con cajas destempladas le dijo: "mañana mismo te vas" y dos días después privado del uso de la cocina, del internet y de las llaves del portón, se fue como un perro humillado por todos.
Aunque en ese momento el escenario era distinto, yo no me preocupe de buscar un apartamento, porque no era mi intención marchar y dejarle el campo despejado. Otra vez recurrí a los otros compañeros y esta vez el plan fue algo distinto; se trataba entonces de una vez en la casa ese grupo de seis personas con una falsa alarma de que el enemigo de siempre merodeaba la casa, se hiciera una convocatoria de emergencia y se celebrara una asamblea para con todos, tomar una decisión. Y también esa vez las circunstancias no hicieron necesario ejecutar el plan.

Un día al salir don Álvaro Montero y Gladys Ordóñez en el coche se detuvieron en la caseta y me dijeron que si quería hacerlo me podía quedar, que en el fondo yo era el único en qué podían confiar y que si aceptaba, no le dijera nada a Atula. Me imaginé que el motivo era que no habían conseguido a nadie que nos sustituyera y por eso me hacían la propuesta. Pero había algo más, unos días después me enteré que Gladys iba a viajar a Venezuela por razones familiares y después de la salida de Atula llevaron a la casa a un compañero para ayudarme pero que en realidad se tomó el asunto como si fuera un huésped más. 

Antes de ese viaje de Gladys y con la excusa de que me había salido un trabajo en Guanacaste fui yo quien viajó a Nicaragua con la intención de hablar con Edgar Lugo con tan mala suerte que ese mes se encontraba de vacaciones en Caracas. Expliqué en la puerta cuál era el motivo de mi llegada y poco después me hicieron pasar para hablar con el embajador, el Sr. Arrué. Le conté a él con todo lujo de detalles, como aquí, lo que estaba ocurriendo en la residencia para que trasladara la información a Edgar o a quien correspondiera en la cancillería y se me trasmitiera alguna instrucción porque yo no podía seguir en las labores de custodia en las condiciones en que estaba. El embajador que estuvo muy cordial en todo momento me dijo que aunque no era de su competencia lo que ocurría en Costa Rica y dada la gravedad de los hechos, que informaría al Canciller y me pidió como así hice, que le trasmitiera toda esa información en un correo electrónico para adjuntarlo. 

De regreso en la casa fueron pasando las semanas y no recibía la mínima instrucción esperada. 

La usurpadora se fue para Venezuela y no recuerdo si durante el viaje o poco después se produjo la noticia de que la oposición venezolana le retiraba el apoyo a Guaidó y con ello se terminaba el interinato. 

Eran muy buenas noticias para mí, porque intuía una pronta reanudación de las relaciones y la posibilidad de abandonar la casa en presencia de un funcionario del gobierno de Venezuela. Por otro lado se eliminaba la opción de la "bailanta" y auguraba días tranquilos. Poco después se anunció el intercambio consular y más tarde a la persona designada. Aquí vino el último intento de la usurpadora de la Carpintera de sacarme de la escena; un día se me acercó para decirme que la cónsul designada estaba por llegar y que como venía con su familia sería bueno que empezara a buscar un lugar para irme antes de que llegarán y no afectar así su intimidad. Que ya luego ella me llamaría para que los conociera. Yo tenía la pretensión de prolongar mi estadía hasta ese día con razonables escusas para no provocar algún tipo de tensión o conflicto pero afortunadamente tampoco fue necesario porque la cónsul avisó su llegada con sólo un día de anticipación. Y a Gladys Ordóñez sólo le quedó la opción de llamar a otros dos compañeros (José Valverde y Oscar Boschini) para hacerle creer a la cónsul que éramos nosotros tres quienes habíamos estado esos cuatro largos años realizando las labores de custodia. 

La noche en que llegó la cónsul con su esposo y la vicecónsul, de manera razonable por desconocer la ciudad, el barrio y la casa, nos pidieron que nos quedáramos un tiempo más al cuidado de la propiedad ya en una condición de trabajadores con un salario y tal vez con la posibilidad de una contratación permanente en esas labores. 

Pero esa es otra historia de los dos últimos meses que ha de ser mucho más corta que esta. 



II



El viernes dos de junio llegaron de Venezuela la cónsul general Gladys Molina, su esposo Juan de Dios y la cónsul María González. De entrada tras las presentaciones no tardé en darme cuenta de la burbuja de falsedades en qué Gladys Ordóñez Plaza los había envuelto, ya que se dirigían a nosotros como si los tres fuéramos los que habíamos estado esos cuatro años en la casa. Ante la mención de algunas incongruencias yo sentía en mí las miradas de los compañeros como tratando de descubrir alguna reacción, pero yo di por bueno todo lo dicho en espera del momento de las aclaraciones.
Y dos noches después cenando juntos en la cocina, les di mi versión de esos cuatro largos años de cuido y del papel negativo de Gladys Ordóñez. Me pareció que la estupefacción era real, daban la impresión de haber caído en paracaídas en un terreno desconocido y di por supuesto que mi viaje a Nicaragua y mi conversación con el embajador Arrué no había servido de nada. El día siguiente le pasé los correos electrónicos enviados e imágenes de pantallazos de WhatsApp como pruebas de lo conversado. Doña Gladys me dijo más tarde que le parecía todo muy lamentable, que de momento todo seguiría igual porque la presencia de G.O. por todos los contactos que ella tenía le resulta necesaria en esos momentos. También me dijo que nuestra permanencia como guardas no era fácil, que ella iba a hacer lo posible con Caracas y que en caso negativo trataría de conseguirme algo a mí. Le dije que un trabajo fijo como guarda no era despreciable y lo aceptaría, pero que mis pretensiones no fueron otras que llegar a “entregar” la residencia a un funcionario de la Cancillería. 
A partir de ahí vinieron casi dos meses de trabajo incómodo y excesivo, haciendo de guarda y de todo lo demás con otro compañero y viendo un tratamiento de la cónsul no muy socialista y bolivariano con el personal que llegaba. A nosotros se nos dijo que cobraríamos cuando llegara el dinero de Venezuela cuando estaba más que claro que el dinero estaba allí y que todos los trabajos que se contrataban (alarmas, cercas de seguridad, cámaras) se pagaban de contado. Yo no estaba con necesidades económicas, pero mi compañero si y cuando llevábamos 42 días pidió permiso para ir tres días a Nicaragua (19 de J) con la esperanza de que le dieran un pequeño adelanto y lo que le dijo la cónsul es que esos tres días se le descontarían, cuando nosotros ya habíamos convencido el intercambio de esos días.
Y a los cuarenta y tantos días, justo en el momento en que las obras de seguridad estaban listas (el portón eléctrico fue la última) se nos avisó que había llegado una comunicación de Cancillería para que desde ese día se nos diera de baja y se nos pagará, como si nuestros dólares hubieran llegado por internet. Cuando me dieron la liquidación pregunté por la posibilidad que se me había ofrecido y la cónsul me dijo que aún quedaba por cubrir una plaza de jardinero y que en esa ella si podía decidir y que haría lo posible para que se me diera; también me dijo que no había problema en que me quedara en el dormitorio hasta tanto no sé avisara de la llegada de nuevos funcionarios.

Me imagino que G.O. que llegaba por la casa con frecuencia estaba al corriente de todas estas interioridades y no sé si también estaba al corriente de la información que yo había dedo sobre ella. Imagino que sí o que lo suponía y como es norma en ella no dejaba de intrigar.
En agosto llegó a Costa Rica una compañera mexicana para promocionar la Caravana de Bolívar a Zapata por la libertad de Álex Saab y me contactó. Yo además de vigilante en la casa, soy artista plástica y me apunto al performance de denuncia política y social. La idea de la caravana era hacer un plantón ante las embajadas USA todos los 18 de cada mes y como ella no estaría en Costa Rica, el siguiente 18 le propuse que lo hiciéramos antes. Se reunió con la cónsul para ver si el consulado le daba algún tipo de apoyo logístico y a esa reunión se presentó G.O. al parecer con una actitud muy negativa. Aunque en esa reunión no se me mencionó para nada, G.O. no tardó en enterarse de mi participación y avisó a la cónsul. Dos a tres días antes del evento llegó Juan de Dios a hablar conmigo a la caseta de guardia de la posibilidad de quedarme como jardinero diciendo que ellos tenían en mucha estima mi colaboración y que harían todo lo posible por conseguirlo. A continuación pasó a decirme que yo tendría que poner algo de mi parte y sacó a relucir el tema de mi activismo. Enseguida vi por donde iba y le hablé del plantón programado y entonces escuché lo que nunca hubiera esperado de un venezolano chavista. Opinaba él e imagino que era la opinión de la cónsul que esos actos no servían para nada, que esos temas se manejan muy arriba de manera que nosotros no entendemos, y que incluso podían ser perjudiciales. Yo insistí en qué ya estaba comprometido y que no podía fallar y le tranquilicé diciendo que a esos eventos, yo, por diversas razones iba disfrazado.
Al día siguiente del plantón donde siete personas nos congregamos con distintas pancartas y sin banderas de Venezuela, fue la cónsul María González quien se acercó a la caseta para decirle que había visto el vídeo y que eso esa muy inconveniente para todos. Aceptó que no me reconocía, pero que ellos (los gringos) sí y que les podría perjudicar. Yo le dije que se quedara tranquila porque estando en la casa no iba a volver a participar en ningún otro evento. Lo decía con total convencimiento porque había decidido marcharme, ya que la jardinería no era para mí y menos en ese ambiente. Pero no tuve la oportunidad de irme por mi cuenta en buenos términos porque ella me dijo (otra mentira) que debía dejar el dormitorio porque estaban por llegar unos compañeros venezolanos.
Así que al día siguiente dejé la casa y pasé página con un mal sabor de boca. 









* Para que quede claro que no pretendo medallas ni quedar como el salvador del inmueble, es el momento de mencionar a María Farias. El personal de Guaidó en otros países se dedicó a robar cuanto pudo del patrimonio del estado venezolano en esos lugares.
En Costa Rica creo que cometieron el error de tomar la embajada (edificio alquilado) en lugar de tomar la residencia del embajador que sí era del estado venezolano. Y por las razones que fueran, la embajadora Farías fue al Registro de la Propiedad para hacer una anotación en la escritura del inmueble que impidiera cualquier venta o hipoteca. Es gracias a eso que la residencia se mantiene como propiedad del estado venezolano.







 

miércoles, 31 de enero de 2024

Performance Ana Frank


(Intervención muy inapropiada de la estatua de Ana Frank).



  

I El mito de Ana Frank.

II El antisemita eres tú.

III La creación del estado de Israel 

y el inicio de la actual guerra en 1948

IV ¿Y ahora qué?



 I EL MITO DE ANA FRANK. 




 

Annelies Marie Frank (Ana Frank) comenzó su diario en junio de 1942, cuando tenía 13 años, y junto con su familia se trasladó a un pequeño ático anexo a un almacén en Ámsterdam. Dos años más tarde, con intención de enviarlo a un certamen, comenzó un borrador revisado eliminando muchas partes del diario original.

Los estudiosos de la obra de Ana Frank han clasificado las tres versiones del diario con las letras A, B y C. La A corresponde al texto original, en el que la adolescente narra el conflicto en primera persona; la B, la reescritura de la propia Ana Frank, meses antes de que su familia fuera descubierta por los nazis, trabajando el texto ya con una asombrosa conciencia de escritora; y la C, en la que entra en juego Otto Frank, con sus correcciones, eliminaciones y posibles adiciones.

Otto Frank, el único sobreviviente de la familia, regresa a Holanda tras la victoria aliada y Miep Gies una de sus protectores, le entrega los diarios y cartas que había conservado. El texto C es el publicado por Otto Frank en 1947 con el título en holandés de El anexo, nombre con el que conocían la buhardilla donde se ocultaban. Incluía en él, partes que su hija había descartado de la versión inicial, incluyendo cartas y otras hojas sueltas escritas por Ana, en una modesta edición de ejemplares que no tardarían en agotarse.

Otto, que era un empresario talentoso y que lo había perdido todo, no tardó en darse cuenta de que el libro era un filón y una vez que el nombre de su hija empezó a ser reconocido, no tardó en preparar las nuevas ediciones con el escueto título de Diario de Ana Frank. El libro no tardaría en ser traducido al inglés convirtiéndose en un superventas y generando a la vez múltiples polémicas sobre su autenticidad.

El éxito de la edición en inglés condujo a una dramatización teatral en 1955 y, finalmente, a la película El diario de Ana Frank. Versiones edulcoradas ambas, para el gusto del público norteamericano y con escándalos por los derechos de autor que terminaron en los tribunales.

En 1957, cuando se enteró de la posible demolición de la fábrica y el escenario de la escritura del diario, decidió comprar la propiedad para convertirla en un museo y unos años después fundaría en Suiza la fundación que gestiona la publicación de los diarios, sus traducciones y todos los derivados.

Su vida hasta su muerte giró en torno a los diarios, la memoria de su hija, la denuncia de la barbarie vivida bajo el nazismo. Y a entablar multitud de demandas contra aquellos que osaban negar su autenticidad.

Aunque no fue esa la actitud de muchos otros supervivientes del holocausto, entre los que había escritores que también dejaron constancia de su trauma en obras de mucha mayor calidad; y otros como Primo Levi, que después de escribir durante años sobre su experiencia terminaría suicidándose; no hay nada que reprochar en la actitud de Otto salvo esa pequeña o gran mentira de su participación en la redacción final del diario y que mantuvo hasta su muerte en 1980.

Y no sería hasta 1995 cuando se publicó la llamada «edición definitiva» del ya celebérrimo «Diario», año en que se restauraron determinados pasajes que Otto había suprimido de la versión que se publicó en Holanda en 1947 y en Estados Unidos, en 1952, y declarándose libro de lectura obligatoria en las escuelas de cada vez más países.

Bajo la legislación europea, los derechos de autor de una obra expiran una vez pasados 70 años de la muerte del   Frank debió haber pasado al dominio público el primero de enero de 2016. Aquello llevó a que Olivier Ertzscheid, profesor de la Universidad de Nantes, publicara en su blog el texto original en holandés, y al mismo tiempo, Isabelle Attard, del Partido Verde francés, lo puso en línea en su sitio web.

Y por supuesto, no se hicieron esperar los reclamos de la Fundación Ana Frank, con sede en Basilea y una nueva controversia legal. Aquí lo que se trataba no era ya la autenticidad o no de los diarios que niegan los negacionistas, sino que conforme a las leyes vigentes, el libro pasara a considerarse de dominio público, con lo que la fundación dejaría de recibir sus pingües beneficios. Y no solo eso, la frase: Diario de Ana Frank es también una especie de marca registrada de la fundación y un enfoque distinto bajo ese título podría perjudicar muchos otros intereses. En la nueva polémica, la fundación no tuvo otro remedio que reconocer a Otro Frank, por cortar, pegar y cambiar, como coautor del libro y merecedor de derechos de autor, y, por tanto, ya que murió en 1980, estos se extenderán eternamente.

Pero más allá de los posibles beneficios económicos, el diario en cuestión entraña otros intereses. Recordemos la frase célebre del célebre caza nazis Simon Wiesenthal al padre de Ana: “El diario de Ana Frank —símbolo de la persecución de los judíos— era más importante que los juicios de Núremberg. Ana representa a la niña inocente (los judíos) atrapada en la maldad (los nazis)”.

El libro, con sus más de treinta millones de ejemplares vendidos y siendo aún de lectura obligatoria en occidente; es un eficaz instrumento de propaganda y recuerdo del Holocausto, un acontecimiento, no lo olvidemos que fue primordial para la creación del Estado de Israel, para su defensa en los conflictos posteriores y para justificar la actitud violenta actual contra el pueblo palestino.

Para finalizar con el tema, recordar esta anécdota de Norman Finkelstein un judío norteamericano autor de “La industria del holocausto”, tachado también de antisemitas, quien en una conferencia se vio interpelado por una joven judía ofendida por sus opiniones: “Mientras mi padre estaba en Auschwitz, mi madre estaba en Majdanek; cada uno de los miembros de mi familia fue exterminado, y es precisamente por las lecciones que mis padres nos enseñaron a mí y a mis dos hermanos, que no voy a ser silenciado cuando Israel comete sus crímenes contra los palestinos; porque considero que no hay nada más despreciable que usar el sufrimiento y el martirio de ellos para intentar justificar la tortura, la brutalidad, la demolición de hogares, que Israel comete diariamente contra los palestinos”.

 

 




Fuentes:

*Benjamin H. Freedman. Eran Elhaik. Shlomo Sand. Maret Halter. Mirolad Pavi. Meir Margalit. Iris Leal. Avi Shlaim. Benny Morris. Ilan Pappé. Dr. Eran Elhaik

Wikipedia

 

 






II  EL ANTISEMITA ERES TÚ




 

Y es muy inapropiada porque Ana Frank, su nombre y el título del diario que se le atribuye, es uno de los principales artefactos de la propaganda sionista y como verán, basados casi todos en la mentira para justificar su aventura colonial en Palestina y todas las barbaridades que ese afán les obliga a cometer; arrojando el insulto de antisemitas a todos los que se atreven a cuestionar su violento proceder. Y este insulto procede de otra usurpación del concepto semita, del que no es ajeno entre otros nuestra RAE.

Para la academia, en su primera acepción del término semita, dice: “Según la tradición bíblica, descendiente de Sem”. Y en una segunda acepción, se lee: “Dicho de una persona: que pertenece a alguno de los pueblos que integran la familia formada por los árabes, los hebreos y otros”. Esto deja bien claro que tanto los hebreos como los palestinos son pueblos semitas y cualquier acto contra ambos debería considerarse un acto de antisemitismo. Pero los tiempos cambian y con ellos el idioma y las definiciones, a menudo de manera interesada.

Después del Holocausto, la academia española, siguiendo una corriente general al calor de los hechos recientes, optó por definir el antisemitismo con estas palabras: “Que muestra hostilidad o prejuicios hacia los judíos, su cultura o su influencia”. Dejando por fuera él: árabes y otros.

Con esa definición en la mano los ultraortodoxos judíos jaredíes de la secta Neturei Karta que no reconocen al Estado de Israel creado en 1948, que queman su bandera, que se oponen a los nuevos asentamientos y que se solidarizan con las víctimas palestinas; pueden ser tachados de antisemitas. Como también decenas de judíos, semitas y azquenazis, académicos, artistas o ciudadanos comunes que dentro y fuera critican las posiciones más belicistas.

Y no, no lo son, son como nosotros antisionistas.

No tenemos nada contra los judíos, las personas que salimos a la calle a protestar por los crímenes del ejército israelí, o al menos, no la mayoría. Sabemos que hay cientos de víctimas del Holocausto que condenan esa violencia, como creemos que lo haría Ana Frank, y cientos de miles de judíos en Israel que también la condenan y lo manifiestan en las calles. Pero el sionismo, que es un monstruo grande y pisa fuerte, tiene el poder económico para crearnos una realidad paralela. Una realidad que les coloca a base de mentiras en el papel de las víctimas.

Desde el 7 de octubre, (otra mentira que nos hace creer que estamos ante una guerra nueva), como desde hace más de setenta años, los verdaderos antisemitas, los que despojan al pueblo semita de los palestinos, los que los expulsan de sus tierras, los segregan en nuevos guetos, los encarcelan, asesinan y masacran son los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel. El Israel sionista es hoy el principal antisemita.

Con las definiciones del diccionario antes aludidas podrían negar la mayor y decir que se trata de una guerra civil entre población semita, pero aquí entra el factor azquenazi. La mayoría de la población bombardeada por la industria cultural sionista-americana cree que la diáspora del tiempo de los romanos dispersó a los judíos por las riberas del Mediterráneo, unos por el sur hacia la península ibérica (sefarad) y otros por el norte hasta llegar a Alemania (azkenaz) un nombre muy arbitrario para definir al país teutón por el gran número de judíos que se establecieron en algunos de sus länder.

En realidad, Azquenaz es un término bíblico, el nombre de uno de los hijos de Gomer, según la Reina Valera, cuyos descendientes se establecieron alrededor del mar Caspio y que por su retraso cultural la palabra llegó en su momento a convertirse en un sinónimo de bárbaro entre los judíos de Palestina, para muchos siglos después dar el nombre de askenazis a los judíos establecidos en Europa oriental. Judíos de religión pero no judíos étnicos en su mayoría.

El historiador y novelista húngaro de familia judía Arthur Koestler en su libro “La decimotercera tribu”, es tal vez el primero en dar a conocer la historia de los jázaros de forma casi novelada. Fueron un pueblo nómada que en un momento dado decidieron crear un imperio estable en la región del mar Caspio, al sur de una naciente Rusia cristianizada y al norte de un oriente medio musulmán. Como en un cuento de las mil y una noches, rey Bulán deseoso de abandonar su paganismo para convertirse a una religión monoteísta, convocó a su presencia a un obispo, un imán y un rabino para que le convencieran de las bondades de sus creencias antes de elegir una de las tres. Pero tal vez más que los argumentos de las Eminencias convocadas pesaron las razones geopolíticas. Ya que rodeado su floreciente imperio de cristianos al norte y musulmanes al sur, la opción judía le garantizaba una neutralidad entre los posibles enemigos. Fue así como Bulán se convirtió en el único rey judío de esa época y con él, es de suponer que todo su estado y más tarde, la mayoría de sus súbditos. El imperio de los jázaros posteriormente sería disuelto por la expansión de otros imperios y una parte importante de su población se dispersó hacia la hoy Europa oriental, donde surgen los hoy llamados azquenazi.

La paradoja de esta historia es que aquellos jázaros eran tribus arias y lo son también sus descendientes porque sus preceptos religiosos adoptados les impedían contraer matrimonio con personas de otras religiones y los judíos verdaderamente semitas eran una minoría en la Europa oriental invadida por Hitler. Así que los nazis, orgulloso de su supremacía racial, orquestaron todo un demente Holocausto donde la mayoría de sus víctimas eran tan arios como ellos, incluida posiblemente, y por cálculo de probabilidad estadística, Ana Frank, su mito por excelencia.

¿Esto es como decir que el Holocausto no fue un genocidio antisemita sino antijudío? Pues yo no me atrevo a tanto porque no sé qué pasaba por la mente de los jerarcas del nazismo. Ni las implicaciones que tuviera en su momento.

Si no de un antisemita, estás deducciones podrían achacarse a una mente antijudía, pero no. Si duda de estos argumentos, chocantes para una mayoría adoctrinada, deben saber que he recurrido exclusivamente a fuentes judías (asquenazis y sefardíes) que citaré al final, * porque aún hay más.

 






Fuentes:

*Benjamin H. Freedman. Eran Elhaik. Shlomo Sand. Maret Halter. Mirolad Pavi. Meir Margalit. Iris Leal. Avi Shlaim. Benny Morris. Ilan Pappé. Dr. Eran Elhaik

Wikipedia

 




III LA CREACIÓN DEL ESTADO DE ISRAEL

Y EL INICIO DE LA ACTUAL GUERRA EN 1948

 

 




Después de la derrota del nazismo, los europeos fueron testigos de la magnitud del Holocausto. Las fotografías y los documentales que filmados en el mismo momento de la liberación de algunos campos de concentración, pusieron ante los ojos de los europeos las imágenes de un infierno inimaginable y ese shock opacó al resto de las víctimas de la contienda. A los millones que habían muerto en ambos bancos y a otras minorías y a los civiles alemanes que estaban sufriendo una represión injusta. Y de esa desgracia sobredimensionada o no, sacó beneficio la ideología sionista.

En un principio la ideología sionista fue articulada por Theodor Herzl, su fundador en el siglo XIX, a partir de ideas ya expresadas por otros pensadores y rabinos. Consistía básicamente en crear un Estado judío que fuera capaz de brindar protección a esta población ante el embate histórico del antisemitismo que periódicamente surgía en Europa oriental con especial virulencia en la Rusia zarista. Aunque los países del occidente no estuvieran libres de esa culpa antisemita.

Herzl nació en una familia de la burguesía judía emergente en el Imperio austrohúngaro. Creció en un ambiente confortable, liberal y laico. Era lo que se entendía por un judío asimilado. Un judío integrado en la vida cultural del imperio y que proponía que esa debería ser la actitud de los judíos estuvieran en el país que estuvieran y que es una ideología que aún persiste en una gran parte de los judíos en la diáspora.

Pero su estancia en Paris cubriendo el Caso Dreyfus para un periódico vienés le hizo cambiar de actitud al ver las manifestaciones antijudías después de ser sentenciado y degradado injustamente el capitán. Entendió que era imposible combatir el antisemitismo en Europa y la opción era crear ese estado judío lejos de allí. Adoptó entonces el sionismo y se convertiría en su líder indiscutible hasta su muerte. Su figura hoy está tremendamente satanizada por la deriva extremista de sus sucesores. En su obra programática “El Estado Judío” escribía: “No es necesario decir que debemos tolerar respetuosamente a la gente de otras religiones y proteger su propiedad, su honor y su libertad con las más severas medidas de coerción. Esta es otra área en la que debemos mostrar al mundo entero un magnífico ejemplo…” Y en su novela Altneuland (La vieja nueva tierra) previó que los no judíos tendrían los mismos derechos que los judíos en una democracia. Nada más alejado de los preceptos actuales.

Herzl murió en 1904 y a pesar de sus intentos al más alto nivel dentro de los imperios británico y otomano en franca hostilidad, no pudo obtener un acuerdo para trasladar a los judíos europeos y fueron escasos los que con fortuna realizaron la travesía. No sería hasta después de la Primera Guerra Mundial, con la derrota del imperio Otomano y la administración de esa parte de su territorio por los británicos, que se firmaría la Declaración Balfour que en palabras de Arthur Koestler era algo así como: “Una nación promete solemnemente a una segunda el territorio de una tercera”. Pero aunque el idilio entre sionistas y británicos se rompió unos años después, las olas migratorias fueron constantes y en aumento desde entonces, llegando a una Palestina habitada por árabes, cristianos y judíos que hablaban todos en árabe y no entendían el yiddish de los nuevos judíos recién llegados.

Era la segunda llegada de los judíos a la tierra prometida. Recordemos que los orígenes remotos de la religión judía hay que situarlos en Mesopotamia, en la Ur de Caldea, donde nació Abraham, posiblemente hacia el año 1800 a.C. y que después de la promesa de Yahvé, se encaminó a la tierra prometida en Canaán donde desarrollaron su historia hasta la época de Jesús, la Palestina Romana, conviviendo con otras tribus y de donde serían expulsados por los romanos allá por el año 70 d. C.

El hebreo era la lengua de Abraham y si la comunicación con Yahvé no fue telepática, esa fue la lengua en que hablaron. Según la etimología bíblica, hebreo significa: “el que viene de la otra orilla”, y hace referencia al río Éufrates que cruzaron para llegar desde Ur a la tierra de los cananeos.

Una lengua que llegó a extinguirse, reduciéndose su uso solo a la liturgia en la sinagoga; recordemos que el judío Jesús y sus apóstoles predicaban el evangelio en arameo.

Así que los nuevos pobladores de la Palestina tuvieron que resucitar el hebreo como una labor principal para poder entenderse entre ellos en el estado por construir. Los judíos locales que convivían con los palestinos hablaban el árabe, los procedentes de Europa oriental de origen jázaros hablaban el yiddish (una derivación del alemán de la época con palabras hebreas y eslavas) y los sefardíes el idioma de su país de procedencia, además de esa joya que es el ladino o español de la baja edad media, que se llevaron de España al ser expulsados por los Reyas Católicos.

Y mientras se afanaban en esas labores alfabéticas, seguían llegando más judíos que empezaban a organizar las bases de lo que sería el nuevo estado. Se iniciaban entonces los conflictos con la población local palestina, que ya empezaba a ver una amenaza a su preponderancia y su soberanía, y también con las autoridades británicas, que veían el incumplimiento de los acuerdos adoptados en su momento.

Es en ese contexto dónde se produce la victoria de los aliados con la llegada de los rusos a Berlín. En el continente devastado, destruido por esa larga y cruenta guerra, donde muchos no tienen que comer ni un techo que les cubra; las imágenes que empiezan a ver en los periódicos y en las pantallas de los cinematógrafos, les presentan la realidad de “otro” al que le ha ido mucho peor, y entre los ciudadanos y los políticos empieza a fomentarse el sentimiento de la culpa.

Cualquier cosa que se haga por el bien de ellos, de las verdaderas víctimas, será bien visto y aceptado por la población. Los sionistas lo saben y aceleran sus labores diplomáticas a la vez que las militares o terroristas, pues ese es el nombre que se da al grupo sin estado que rompe el monopolio de la violencia. Es cuando se escucha tal vez por primera vez la expresión de acto terrorista para describir las acciones de los judíos contra las tropas de ocupación británicas. La Declaración Balfour vuelve a la palestra. Los acuerdos diplomáticos se aceleran en las nuevas Naciones Unidas y pese a la oposición de los países árabes, se acuerda la partición de Palestina en dos estados: uno judío y otro árabe. Los sionistas, aprovechan la resolución para proclamar de manera unilateral el Estado de Israel después de la salida del último soldado británico por David Ben-Gurión el 14 de mayo de 1948.

Acto seguido, los estados árabes vecinos y aliados de los palestinos, Egipto, Siria, Irak, Jordania y Líbano le declaran la guerra al nuevo estado de Israel. El conflicto se resuelve de manera breve por un ejército judío que no hizo, sino adelantarse a los acontecimientos y fruto de esa victoria, toma una cuarta parte más del territorio que el plan de la ONU le asignaba, promueve la migración masiva de nuevos judíos europeos y expulsa a los palestinos de sus tierras. Es otra de las grandes mentiras del sionismo que durante años mantuvieron la versión de que los palestinos derrotados abandonaron sus tierras por su propia voluntad o alentados por los vecinos árabes en contienda.

Hoy historiadores de universidades israelís han publicado, y siguen haciéndolo, documentos desclasificados que prueban las órdenes emanadas de las más altas instancias, ordenando la expulsión de todos los palestinos del territorio israelí, impidiendo su retorno como ordenaba la ONU. La Nakba, que significa catástrofe o tragedia en árabe, es como denominan los palestinos a esta acción que se inició antes de 48 y proseguiría después, causando miles de muertos y desplazando de manera forzada a más de 750.000 palestinos con el objetivo de impedir la creación de un estado palestino que cobijara y defendiera sus derechos. La tragedia o catástrofe palestina, la Nakba, no ha tenido un final, sino distintos niveles de intensidad. Porque el objetivo declarado del sionismo es la limpieza étnica, todo un territorio para un solo pueblo. Dejando de lado los delirios de los sionistas revisionistas que hablan del Gran Israel.

Urge parar el genocidio y evitar la diáspora de los gazatíes como objetivo prioritario. Después será una ardua labor pensar en la solución de dos estados tras la violencia desatada. Pero no queda de otra. 

 

                     

 





Fuentes:

*Benjamin H. Freedman. Eran Elhaik. Shlomo Sand. Maret Halter. Mirolad Pavi. Meir Margalit. Avi Shlaim. Benny Morris. Ilan Pappé. Iris Leal. Dr. Eran Elhaik

Wikipedia

 

 

  

IV ¿Y AHORA QUÉ?

 

 

 




 

Desde 1948 año de la fundación de este estado cuasi teocrático de Israel donde en muchas ocasiones se mezclan la raza, la religión, el idioma y la ideología, su configuración étnica ha sufrido un cambio considerable.

La hegemonía askenazí en Israel que empieza a consolidarse de manera progresiva desde el final de la primera guerra mundial con la llegada de los sionistas de ideología socialista y cuyo representante genuino podría ser David Ben Gurion el fundador del partido Mapai ha cedido terreno ante la inmigración de judíos orientales o sefardíes y el auge demográfico de los ultraortodoxos.

Israel es un país marcado por las castas de origen. Los socialistas del Mapai de procedencia europea relegaron a los judíos que vivían en Palestina y hablaban árabe en los años de la fundación del estado y lo hicieron aún más con los miz rajíes que eran los judíos que procedían de los países árabes vecinos que se vieron relegados casi como ciudadanos de segunda clase lugar que abandonarían con la llegada de los falashas hace 30 años procedentes de Etiopía. Estos judíos negros se integran en el ejército y la policía para abandonar su posición marginal.

Esa facción azkenazi ha perdido su superioridad demográfica pero sigue siendo la élite gobernante del país. Lo que si ha cambiado notablemente es su ideología. El socialismo de los kibutz y el milagro agrícola es cosa de la historia.

Empezó a serlo después de la guerra del Yom Kipur que a pesar de la victoria militar se convirtió en una derrota sicológica en medio de la guerra fría y sobre todo después de la caída del muro de Berlín. La mayoría de los nuevos migrantes procedentes de la Europa oriental y Rusia eran y son profundamente anticomunistas y eso alteró aún más la fisonomía política del país.

Israel ha cerrado los ojos a su complejidad étnica y religiosas, y a su pasado. “Ha ninguneado la historia a su antojo”, como dice el historiador judío Meir Margalit.

En el Knéset, su parlamento, en este atípico país sin constitución se multiplican y se destruyen infinidad de alianzas circunstanciales entre partidos sin ideología que solo actúan en defensa de sus intereses de casta.

Incluso entre los movimientos religiosos existe una separación por origen: Unión de la Torá y el Judaísmo agrupa a los askenazíes, mientras el Shas recibe el voto de los jaredíes orientales o sefardíes.

Y en ese río revuelto el miembro de la realeza askenazí Benjamín Netanyahu, se ha convertido en el pérfido príncipe de Maquiavelo que ha encadenado tres triunfos sucesivos en las urnas convirtiéndose en casi un dictador al servicio de intereses de una minoría y sobre todo exteriores.

En ese contexto se pueden entender mejor los sucesos que antes del 7 de octubre tenían al país al borde de una guerra civil.


Y en eso llegó Hamás... y se comenzó la destrucción.

 

 





Fuentes:

*Benjamin H. Freedman. Eran Elhaik. Shlomo Sand. Maret Halter. Mirolad Pavi. Meir Margalit. Iris Leal. Avi Shlaim. Benny Morris. Ilan Pappé. Iris Leal. Dr. Eran Elhaik

Wikipedia