El autor de este relato envió a sus señorías el mismo por correo electrónico hace ya unos años cuando apenas estrenaban sus escaños. Al parecer esta ficción con tintes agoreros no fue del gusto de los diputados oficialistas, no estuvo a la altura de su criterio literario o tal vez tomaron el cuento por algo real. ¿Lo será? El caso es que Google cerró su cuenta de correo y el acceso a su blog por los reclamos supongo de los ofendidos.
¿Se puede confundir un relato
digamos de política ficción con un ensayo “politilógico”? Sea como sea y en
vista de la proximidad de las elecciones no quiero privarles del mismo, entre
otras razones por que las circunstancias del mismo parecen repetirse.
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