En estos tiempos de represión globalizada contra el movimiento social y cuando el presidente legítimamente elegido por los españoles anuncia una nueva ley que restringirá lo poco que nos queda, el derecho al pataleo, quiero desde esta lejana cintura del continente americano compartirles un par de oportunos testimonios de dos connotados poetas, el salvadoreño Roque Dalton y el nicaragüense Ernesto Cardenal. El primero es un poema contundente para retratar a los lacayos uniformados de todas las latitudes; el segundo una anécdota de los tiempos guerrilleros del poeta sacerdote.
LOS POLICÍAS Y LOS GUARDIAS
Los
policías y los guardias
Siempre vieron al pueblo
como un montón de espaldas que corrían para allá
como un campo para dejar caer con odio los garrotes.
Siempre vieron al pueblo como el ojo de afinar la puntería
y entre el pueblo y el ojo
la mira de la pistola o la del fusil.
como un montón de espaldas que corrían para allá
como un campo para dejar caer con odio los garrotes.
Siempre vieron al pueblo como el ojo de afinar la puntería
y entre el pueblo y el ojo
la mira de la pistola o la del fusil.
(Un
día ellos también fueron pueblo
pero con la excusa del hambre y del desempleo
aceptaron un arma
un garrote y un sueldo mensual
para defender a los hambreados y a los desempleadores.)
pero con la excusa del hambre y del desempleo
aceptaron un arma
un garrote y un sueldo mensual
para defender a los hambreados y a los desempleadores.)
Siempre
vieron al pueblo aguantando
sudando
vociferando
levantando carteles
levantando los puños
y cuando más diciéndoles:
"Chuchos hijos de puta el día les va a llegar".
(Y cada día que pasaba
ellos creían que habían hecho el gran negocio
al traicionar al pueblo del que nacieron:
"El pueblo es un montón de débiles y pendejos —pensaban—
qué bien hicimos al pasarnos del lado de los vivos y de los fuertes").
sudando
vociferando
levantando carteles
levantando los puños
y cuando más diciéndoles:
"Chuchos hijos de puta el día les va a llegar".
(Y cada día que pasaba
ellos creían que habían hecho el gran negocio
al traicionar al pueblo del que nacieron:
"El pueblo es un montón de débiles y pendejos —pensaban—
qué bien hicimos al pasarnos del lado de los vivos y de los fuertes").
Y
entonces era de apretar el gatillo
y las balas iban de la orilla de los policías y los guardias
contra la orilla del pueblo
así iban siempre
de allá para acá
y el pueblo caía desangrándose
semana tras semana año tras año
quebrantado de huesos
lloraba por los ojos de las mujeres y los niños
huía de espanto
dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda
desaparecía en forma de cada quién que se salvó para su casa
y luego nada más
solo los bomberos lavaban la sangre de las calles.
y las balas iban de la orilla de los policías y los guardias
contra la orilla del pueblo
así iban siempre
de allá para acá
y el pueblo caía desangrándose
semana tras semana año tras año
quebrantado de huesos
lloraba por los ojos de las mujeres y los niños
huía de espanto
dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda
desaparecía en forma de cada quién que se salvó para su casa
y luego nada más
solo los bomberos lavaban la sangre de las calles.
(Los
coroneles los acababan de convencer:
"Eso muchachos — les decían —
duro y a la cabeza con los civiles
fuego con el populacho
ustedes también son pilares uniformados dela Nación
sacerdotes de primera fila
en el culto a la bandera el escudo el himno los próceres
la democracia representativa el partido oficial y el mundo libre
cuyos sacrificios no olvidará la gente decente de este país
aunque por hoy no les podamos subir el sueldo
como desde luego es nuestro deseo".)
"Eso muchachos — les decían —
duro y a la cabeza con los civiles
fuego con el populacho
ustedes también son pilares uniformados de
sacerdotes de primera fila
en el culto a la bandera el escudo el himno los próceres
la democracia representativa el partido oficial y el mundo libre
cuyos sacrificios no olvidará la gente decente de este país
aunque por hoy no les podamos subir el sueldo
como desde luego es nuestro deseo".)
Siempre
vieron al pueblo
crispado en el cuarto de las torturas
colgado
apaleado
fracturado
tumefacto
asfixiado
violado
pinchado con agujas en los oídos y los ojos
electrificado
ahogado en orines y mierda
escupido
arrastrado
echando espumitas de humo sus últimos restos
en el infierno de la cal viva.
crispado en el cuarto de las torturas
colgado
apaleado
fracturado
tumefacto
asfixiado
violado
pinchado con agujas en los oídos y los ojos
electrificado
ahogado en orines y mierda
escupido
arrastrado
echando espumitas de humo sus últimos restos
en el infierno de la cal viva.
(Cuando
resultó muerto el décimo Guardia Nacional. Muerto por el pueblo
y el quinto cuilio bien despeinado por la guerrilla urbana
los cuilios y los Guardias Nacionales comenzaron a pensar
sobre todo porque los coroneles ya cambiaron de tono
y hoy de cada fracaso le echan la culpa
a "los elementos de tropa tan muelas que tenemos".)
y el quinto cuilio bien despeinado por la guerrilla urbana
los cuilios y los Guardias Nacionales comenzaron a pensar
sobre todo porque los coroneles ya cambiaron de tono
y hoy de cada fracaso le echan la culpa
a "los elementos de tropa tan muelas que tenemos".)
El
hecho es que los policías y los guardias
siempre vieron al pueblo de allá para acá
y las balas sólo caminaban de allá para acá.
Que lo piensen mucho
que ellos mismos decidan si es demasiado tarde
para buscar la orilla del pueblo
y disparar desde allí
codo a codo junto a nosotros.
siempre vieron al pueblo de allá para acá
y las balas sólo caminaban de allá para acá.
Que lo piensen mucho
que ellos mismos decidan si es demasiado tarde
para buscar la orilla del pueblo
y disparar desde allí
codo a codo junto a nosotros.
Que
lo piensen mucho
pero entre tanto
que no se muestren sorprendidos
ni mucho menos pongan cara de ofendidos
hoy que ya algunas balas
comienzan a llegarles desde este lado
donde sigue estando el mismo pueblo de siempre
sólo que a estas alturas ya viene de pecho
y trae cada vez más fusiles.
pero entre tanto
que no se muestren sorprendidos
ni mucho menos pongan cara de ofendidos
hoy que ya algunas balas
comienzan a llegarles desde este lado
donde sigue estando el mismo pueblo de siempre
sólo que a estas alturas ya viene de pecho
y trae cada vez más fusiles.
Roque Dalton
ERNESTO CARDENAL nos recuerda en
las páginas de alguno de sus testimonios que ahora no tengo a mano, las
penurias que los jóvenes sandinistas pasaban para combatir a la Guardia Nacional de Somoza.
Esas limitaciones les obligaban a agudizar el ingenio y así fue como se les
ocurrió crear las contundentes bombas de mierda. La receta es muy sencilla y
económica. Basta buscar un frasco de “gerber” o los potitos de comida infantil
por esas latitudes, e introducir en el mismo excrementos con orina dejando un
espacio vacío antes de poner la tapa, luego de esto se guarda por unos días
para su añejamiento o fermentación.
No es un arma de destrucción
masiva, la Convención
de Ginebra no la incluye entre las armas bacteriológicas, pero Cardenal asegura
que era tremendamente efectiva para destruir la moral del guardia.
Su uso es bien sencillo, ni
siquiera requiere buena puntería, basta cargarlas antes de salir para la
próxima “manifa” y una vez allí, lanzarlas hacia los uniformados. El frasco de
vidrio se rompe y los gases comprimidos de la fermentación expanden los
excrementos bastantes metros a la redonda.
Se imaginan a esos policías “metrosexuales”,
pletóricos de esteroides y gimnasio, radiantemente petulantes con su uno noventa
de estatura, que reprimen con igual placer a una familia desahuciada, a un
pensionado defendiendo su pensión o una joven a favor de la ley del aborto;
oliendo a mierda. No por dios.
Asegura Cardenal y le damos la
razón, que no basta con una buena fregada, el olor perdurará en el
subconsciente de la victima por mucho desodorante que se ponga, porque además
de arma biológica, lo es también psicológica. El policía victima empezará a
sentirse como lo que realmente es: UNA MIERDA.
Hagan la prueba y si les da
resultado, conviertan en viral, si no el poema al menos la fórmula. Tal vez se
puedan extender su uso contra otros mierdosos como los enjuiciados por
corrupción que abandonan sonrientes las Audiencias Nacionales, los diputados de
algunos partidos o los presidentes de la próxima cumbre del G… y un largo
etcétera.
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